Thursday, December 22, 2011

La piel que habito ...

AppleMark La Piel que habito de Almodóvar me ha dejado, francamente, espantada. Es un collage de diferentes conceptos que no se logran. Un sinnúmero de buenas ideas que, o bien se desarrollan hasta la demencia o, quedan como incoados en potencia.

Primeramente, la idea del castigo al violador. Idea estupenda que muchos pueden confundir con misoginia. Sin embargo, el cambiar al violador de sexo y que luego sea violado como mujer, es el castigo más certero. Con esto, Almodóvar logra un espejo invertido y logra contagiar al violador con la “experiencia” o vivencia de la “victima”.

Hasta ahí creo que llega lo que me agradó de la película. Porque he de decir que ha sido de esas veces en las cuales he considerado levantarme e irme de la sala. O soy de esas personas que se ofenden fácilmente. No me ofenden las escenas de sexo ni la sangre. Inclusive la escenas de sangre en la película dan el más fiel testimonio de la fotografía impecable de esta película. Sin embargo, el sexo es siempre violento. Ojo! No digo rudo, ni digo agresivo sino violento. Siempre, de una forma u otra violación de la mujer. De más está decir que más que un concepto, me pareció un abuso hasta el punto de la ofensa. Aquí la película no decía venganza sino misoginia.

En Segundo lugar, durante todo el film hay un aire de “transfobia”. Almodóvar busca crear otra versión del Dr. Frankenstein pero esta vez con el cambio de sexo. Y qué rayos tiene que ver el cambio de sexo con el cambio de piel? Es simple, el género es una piel. Matiza, protege e identifica todo lo que somos. Cambiar de sexo, y más de género, es cambiar de piel. Pero esto se intercambia en la película sin transición y parecería que se hace por capricho. Y la verdad es que en el cine y en la literatura no todo debe de ser obvio pero tampoco puede ser escondido al punto del capricho. Como esta imagen del cambio de piel hay muchas más en la película. Imágenes que en concepto son muy buenas y en la ejecución se pierden hasta el punto de resultar dolorosas al público.

Ejemplo de lo anteriormente dicho es el tigre que sale de la nada y muestra sus nalgas. Quizás es doloroso adrede y quizás, es la aparente dicotomía que se torna en dialéctica. Hablo de la dicotomía entre el cazador y el cazado que puede tornarse en la dialéctica entre el siervo y el amo. Pero la verdad es que el verlo resulta doloroso. El tigre sale de la nada y desaparece. Un ejemplo más de que alguien tuvo una gran idea y no sabía como ejecutarla o quizás sí sabía y simplemente no le dio la gana.

Por último, no hablo ya de lo absurdo sino de inverosimilitud. Una historia inverosímil a todo aquel que sepa algo de ciencia, a todo aquel que sea padre y a todo aquel que alguna vez haya querido hacerse un cambio de piel. En resumen, la historia es inverosímil para muchos. Dicen que cuando creamos debemos tener en cuenta a nuestra audiencia y esperar de ellos lo inesperado. Si usted va a escribir, dirigir o crear un film y va a incluir detalles sobre un campo, en este caso el de la ciencia, no menosprecie a su público e infórmese. ¿O es que estas figuras exageradas y los detalles imprecisos son parte del concepto? ¿Y si así fuese, cuál era el concepto? ¿Hacer de la ciencia y de la investigación campos monstruosos?

La Piel que Habito de Almodóvar ha sido una desilusión. En un mundo donde todo parece ir en declive esta no ha sido la excepción. Y le he prestado atención a esto porque no se trata meramente de unos detalles en un film. Se trata de una fuerza creadora que siempre ha dado de que hablar pero siempre ha llevado el nombre de su país en alto. Más que eso, ha llevado en alto el nombre de aquellos que van contra la corriente. Es una gran desilusión y es altamente ofensivo el que un film de Almodóvar esté plagado de misoginia, transfobia y “cienciafobia”.